Bajo el cuidado de otros 
2016-2019






What we keep to ourselves
2015




Fotografía participativa con pacientes
2016-2019




Strange Mankinds
Chapter VI
1937 — 2017











Reel video 




La industria del jean en Colombia es una de las más prominentes actualmente, pues representa el 10% de las exportaciones textiles del país; siendo Colombia el primer exportador de esta prenda en Suramérica y el tercero en América Latina. Sin embargo, el jean colombiano no solo se ha logrado posicionar en los mercados de más de setenta países debido a la calidad de su confección e insumos nacionales, sino también gracias a su producto estrella; el jean levanta cola.

Desde su incursión en la década de los noventas, el jean levanta cola se ha convertido en el pantalón insignia de la mujer colombiana y latina. Su popularidad se debe a su estructura que moldea el cuerpo femenino generando volumen y realce en los glúteos, al mismo tiempo que adelgaza las zonas de la cintura y las piernas. Según Lays Balli, periodista de moda, el secreto de estos jeans yace en el grosor de su tela, una pretina hasta la cintura y cuatro pinzas que ayudan a subir y abultar la cola. Anteriormente se les distinguía principalmente por tener una pretina muy ancha y carecer de bolsillos traseros, de ahí su apodo como los “sinbol”, pero actualmente su arquetipo ha cambiado para suplir la demanda en los mercados nacionales e internacionales, a la par de las tendencias en denim en un mundo globalizado.

Solo basta recorrer el Gran San, el centro comercial mayorista más importante del país, para evidenciar la gran oferta de jeans nacionales en Bogotá; entre los cuales predominan los afamados levanta cola con y sin bolsillos, de estilo sobrio o llamativo, adornados con bordados o pedrería, con tela desgastada, de colores neón o el clásico índigo. Es tal el auge de estos pantalones, que existen marcas que cambian de colección semanalmente para el madrugón; un evento que se realiza los días miércoles y sábados de cuatro a once de la mañana, al cual asisten negociantes y compradores de todas partes de Colombia y el exterior, para surtir sus negocios con prendas a precios mayoristas.

La razón detrás del particular horario comercial en los días de madrugón, es que los negociantes asisten a tan tempranas horas para ser los primeros en llevarse todas las tallas en los nuevos diseños de marcas como Akyla Jeans o Love Me, unas de las más exitosas en el país, que se encuentran en el Gran San. Akyla Jeans, por ejemplo, es el cuarto mayor exportador de jeans a Estados Unidos en la región; Gregorio José Quiroz, un emprendedor cordobés, formó junto a su esposa hace más de veinte años en Bogotá una empresa dedicada a la confección de jeans para dama, que ahora posee diferentes marcas entre las cuales se encuentran Akyla Jeans y Akyla Kids. Su caso es una historia de tenacidad que representa la de muchos empresarios del Gran San, pues hace más de cuarenta años cuando decidió llegar a la ciudad de Bogotá, trabajaba en la plaza de mercado de Abastos, pero debido a complicaciones médicas tuvo que buscar empleo en otros sectores y así es cómo llego a la industria textil. Su éxito ha sido tal, que ha llegado a vender 200,000 jeans en un solo mes.

A pesar de replicar estrategias que se comparan con las dinámicas de la moda rápida, las empresas nacionales no comprometen ni la calidad de sus productos, ni las condiciones laborales dignas para sus operarios y es que bajo el lema de comprar colombiano, el apoyo a la industria nacional recae en la generación de todos los empleos directos e indirectos que hay detrás de la adquisición de un solo pantalón. Desde la persona que lo diseña, la que vende la tela, luego la encargada de cargar el rollo y llevarlo al satélite; microempresas de cinco a 10 operarios de confección. Allí, habrá una persona encargada de coser, otra de hacer el terminado y llevar los controles de calidad, pero el trabajo no termina allí, pues después el pantalón debe llevarse a la tintorería para realizar los procesos pertinentes a la tela, como decoloración, pintura o desgastado. Aproximadamente 30 familias pueden estar detrás de una marca de jeans; es por ello que el 95% de marcas del Gran San son nacionales.

Uno de los principales retos para los empresarios en Colombia, de acuerdo con Yansen Estupiñan (gerente del Gran San), es luchar contra el contrabando y la ilicitud; otro gran enemigo de la confección nacional es la importación de productos del mercado asiático, ya que nuestro sistema impositivo es mucho más alto que el sistema impositivo de países como China. Empresarios como Gregorio José Quiroz y Juan Camilo Henao de Carisma Jeans concuerdan en la falta de políticas gubernamentales que apoyen a la industria nacional. Con respecto a ello, existe la disputa en diferentes gremios del sector por los artículos 274 y 275 del Plan Nacional de Desarrollo, pues algunos argumentan son inconstitucionales. Sin embargo, Quiroz y Henao afirman que el incremento de los aranceles a las importaciones favorecería al mercado nacional, al no tener que competir con precios irrisorios de otros mercados.

Algo curioso al respecto es que el diseño del jean levanta cola aún no ha sido copiado con éxito en China, lo cual enorgullece a los líderes de este rubro en el país. El producto estrella en cuestión sigue siendo la promesa de muchos para emprender en un panorama económico incierto. El levanta cola o el “Colombian Jean” como lo encontró Lays Balli en una tienda en Estados unidos, sigue cumpliendo las expectativas de mujeres alrededor del mundo que encuentran en un jean la solución a una cirugía estética.




"Espacios Mentales" es un proyecto en desarrollo que documenta visualmente mi experiencia personal al padecer un trastorno ansioso-depresivo durante la pandemia actual.
Este autorretrato en mi habitación representa el letargo y la quietud de una mañana de cuarentena. Sin motivos para salir de la cama y bajo los efectos de la Fluoxetina es difícil llevar una rutina activa; días enteros pueden transcurrir allí, en esa cama.

El distanciamiento social, el encierro prolongado y la limitación de las libertades individuales tienen consecuencias graves en la salud mental de las personas, especialmente en aquellas, como yo, con trastornos mentales ya existentes.

A través de este proyecto no sólo busco reflexionar sobre la intimidad de mi vivencia, también quiero abrir el diálogo y remover el estigma de la salud mental, para que otros en mi situación se sientan seguros de hablar abiertamente y de buscar ayuda.








Depression is a complex mental disorder, if not an illness, that is experienced on different levels. A less physically apparent symptomatology is one of its main characteristics. Its bruises and scars are internal and emotional, but no less painful, and it is precisely in the lack of evident signs where its unintelligibility relies.

One in five adults experience depression in the United Kingdom, with records indicating that women are more likely to seek help than men. On the other hand, the most common death cause for men under the age of thirty-five is suicide. Such statistics reflect the fact that in spite of it being so common and present in the human condition, living with depression continues to be stigmatised against. They also show how certain modes of behaviour based on masculine and feminine stereotypes affect mental health, indicating how men may hide their true feelings and emotions, by thinking of them as a sign of weakness. As a person who has also lived with the condition, I became increasingly motivated to present those unspoken weights carried by people. For that reason, the following project explored the stories of three men living in England, who are diagnosed with different types of depression: mild, manic and major. In the challenge of representing something so private and not readily perceptible, sound and photography were employed as a window into their experiences.






Los hospitales, pilares del sistema de salud, brindan asistencia médica a personas en estado convaleciente. Su infraestructura está diseñada para diagnosticar y suministrar el tratamiento adecuado a diferentes enfermedades. De esta forma, el personal hospitalario vela por la salud física de los pacientes, pero el impacto que tiene dicho ambiente en la condición mental de estos suele ser pasado por alto. La monotonía visual, el encierro, la contaminación sonora, la pérdida de privacidad y la proximidad con la muerte son algunos factores que pueden generar ansiedad y depresión en los pacientes, especialmente en aquellos que deben estar hospitalizados por un largo tiempo y para quienes el hospital se convierte en un segundo hogar.

Bajo el cuidado de otros es un proyecto de investigación que toma como punto de partida lo descrito anteriormente y busca indagar-sonora y visualmente-en el ambiente hospitalario, al explorar los escenarios de la unidad de Medicina Interna y las historias de los pacientes que la habitan.

Por medio de este accionar, se pretende concientizar sobre la importancia de integrar el valor estético de los espacios en la calidad de vida y la salud tanto física como mental de las personas y, así, entablar caminos para la humanización del servicio que prestan los hospitales, que más allá de atender y curar enfermedades, se encargan de atender personas.





© Juanita González Cardona

juanitagocar@gmail.com